En un mundo que está cambiando rápidamente hacia la sostenibilidad, cada vez más empresas buscan formas de reducir su impacto ambiental. La huella de carbono se ha convertido en un indicador crucial para medir cómo nuestras actividades empresariales contribuyen al cambio climático. En esta publicación, exploraremos algunas estrategias efectivas para reducir la huella de carbono de tu empresa y cómo puedes empezar a implementar cambios reales y tangibles hoy mismo.
Una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) proviene del uso de energía en las operaciones diarias. La transición hacia energías renovables, como la solar o eólica, puede reducir considerablemente las emisiones. Además, pequeños ajustes en el consumo de energía, como utilizar sistemas de iluminación eficientes y gestionar mejor el uso de equipos electrónicos, también pueden marcar una gran diferencia.
El transporte de bienes y personas es otra fuente significativa de emisiones. Puedes reducir la huella de carbono optando por vehículos eléctricos o híbridos para tu flota, o incentivando a tus empleados a utilizar medios de transporte sostenibles como bicicletas o transporte público. También es útil implementar políticas de trabajo remoto para disminuir los desplazamientos.
Implementar un plan integral de gestión de residuos es clave para reducir el impacto ambiental de tu empresa. Reutilizar materiales siempre que sea posible y fomentar el reciclaje de residuos dentro de las operaciones puede minimizar las emisiones indirectas generadas por el tratamiento de desechos.
Trabajar con proveedores que también estén comprometidos con la sostenibilidad puede reducir las emisiones de la cadena de suministro. Evalúa la huella de carbono de los productos y servicios que compras y opta por aquellos que sean más ecológicos. Esta práctica no solo reduce las emisiones, sino que también mejora la imagen de tu empresa ante consumidores y socios.
Para gestionar correctamente la huella de carbono de tu empresa, es importante entender cómo se dividen las emisiones de GEI en tres alcances, según el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol):
Alcance 1: Emisiones Directas: Son las emisiones que provienen de fuentes que tu empresa posee o controla directamente, como el consumo de combustibles fósiles en vehículos de la flota o maquinaria propia.
Alcance 2: Emisiones Indirectas por Energía Adquirida: Estas incluyen las emisiones asociadas al consumo de electricidad, calefacción o refrigeración que compras para operar. Aunque estas emisiones no provienen directamente de tu empresa, son consecuencia de tus actividades operacionales.
Alcance 3: Otras Emisiones Indirectas: Este alcance incluye todas las demás emisiones que ocurren como resultado de las actividades de la empresa, pero que no son propiedad ni están bajo el control directo de la misma. Ejemplos comunes incluyen el transporte de bienes por terceros, el viaje de los empleados o el impacto de los productos y servicios que adquieres.
Al medir los tres alcances, obtienes una visión completa de la huella de carbono de tu empresa, lo que te permite tomar decisiones más estratégicas para reducir tu impacto.