En el contexto de la gestión ambiental y la regulación de las emisiones, Chile ha implementado el concepto de Gran Establecimiento Industrial para identificar a aquellas industrias que tienen un impacto significativo en el medio ambiente. Estas empresas están sujetas a una serie de regulaciones, incluidos los impuestos verdes, que buscan desincentivar las emisiones contaminantes y fomentar el uso de tecnologías limpias.
Según la legislación vigente, se clasifica como Gran Establecimiento Industrial a aquellos que cumplan con ciertos criterios en cuanto a su capacidad de producción y sus niveles de emisiones. Estos establecimientos deben reportar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), así como otros contaminantes regulados, como el dióxido de azufre (SO₂), el material particulado (MP) y los óxidos de nitrógeno (NOx). Entre los criterios de clasificación se incluyen:
El Impuesto Verde es un gravamen que afecta a las fuentes estacionarias (industriales) que emiten más de 100 toneladas anuales de material particulado, o más de 25,000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂). Este impuesto forma parte de la política pública para desincentivar el uso de combustibles fósiles y promover el uso de energías limpias.
Las industrias clasificadas como grandes establecimientos industriales tienen la obligación de medir y reportar sus emisiones, las cuales son fiscalizadas por las autoridades ambientales. El monto del impuesto depende de las toneladas emitidas de CO₂, NOx, SO₂ y MP, generando una presión económica sobre las empresas para que adopten tecnologías que reduzcan sus emisiones.
Los grandes establecimientos industriales que logren reducir sus emisiones pueden acceder a ciertos beneficios, como la reducción de la carga tributaria a través de certificados de reducción de emisiones. Estos certificados permiten compensar parte del impuesto si las empresas implementan proyectos efectivos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes regulados.